12 de febrero de 2006


A modo de crónicas del Congreso de JPIC “Abrazando al excluido de hoy”. Uberlandia, Brasil, 30 de enero al 8 de febrero de 2006.
Hno. Manuel Alvarado, ofm.

El domingo 29 de enero del 2005 a las 4 AM comienza mi travesía hacia Uberlandia, Minas Gherais, Brasil. Tomaba el vuelo de Varig a las 6:45 AM en el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, un vuelo tranquilo de unas 4 hrs. y media, que me dejo en San Pablo, en donde luego de cambiar de aeropuerto me subí a un segundo avión que en una hora aterrizó en Uberlandia. En el segundo aeropuerto me encontré con los hermanos de la Conferencia de habla inglesa, a quienes había conocido en San Luis Rey, encuentro continental de JPIC, que luego de los saludos y los intentos por dialogar, mi ingles es pésimo y se agrava con el complejo latinoamericano de no atreverse a hablar en ingles por no saberlo correctamente, abordamos la nave. En Uberlandia nos esperaban los hermanos brasileños con un bus que nos llevo al Hotel Sanare de la ciudad donde residiríamos, lugar en donde en el atardecer del domingo celebramos la Eucaristía gran parte de los participantes.

Más de alguno de los que lee esta página se debe preguntar porque estaba en Uberlandia, para refrescar la memoria algunas líneas para recordar. En el marco de la celebración de los 800 años de nuestra Forma de Vida, el Ministro General convocó a tres años de reflexión, el documento “La Gracia de los Orígenes” los describe y explica. El año 2006, que según nuestra tradición es el año de la conversión de san Francisco, estará marcado por el encuentro y el abrazo de Francisco con el leproso, con este marco de nuestra espiritualidad se convoca, por parte del Ministro General a inicios del 2005, al 2º Encuentro de animadores de JPIC de la Orden, con el título orientativo de “Abrazando al excluido de hoy”, cuya finalidad es generar líneas de acción que ayuden a renovar nuestro compromiso con los pobres y marginados de nuestros tiempos y de nuestros lugares. Esta es la primera actividad con la que se inicia el calendario de celebraciones que culmina el 2009. La importancia que la Orden da a este Congreso, es manifestado con la presencia durante todo los días de fray Máximo Fusarelli y fray Néstor Schwertz, Secretarios generales de Formación y de Evangelización, respectivamente, de fray Luis Cabrera, definidor general por América Latina y nexo entre la Oficina de JPIC de Roma, y en los días de clausura de fray Ignacio Muro, definidor general por América Latina, y de fray José Rodríguez Carvallo, Ministro General.

La imagen de la “Torre de Babel”, con la confusión de lenguas, puede servir para imaginarse lo que es un encuentro internacional de la Orden, al presentarnos y ver la estadísticas se descubre que somos hermanos de 40 países diferentes y de todas las Conferencias de la Orden, se habla español, portugués, inglés, francés, alemán, japonés, dialectos africanos, lenguas eslavas, etc., muchas veces para entendernos en los pasillos más que un diálogo parece un encuentro de directores de orquesta. Dos cosas son llamativas, basta saber que el otro es un fraile, para que el abrazo y la sonrisa nazcan espontáneamente, y lo segundo, es que a pesar de las diferencias geográficas y culturales que puedan existir, la búsqueda de fidelidad al carisma es común, varia las expresiones y las posibilidades de realizarlo. Uno descubre lo relativo que son los proyectos provinciales y personales frente al mar de posibilidades y de variantes de vida, pues es distinto pensar ser franciscano en Chile que en Pakistán, en donde el diálogo interreligioso es menos que una utopía y donde ser cristiano es ser casi un no humano, sin derechos políticos y al vaivén de la violencia religiosa por la fe en Cristo y la identificación entre cristianismo y simpatizante de los Estados Unidos, o que en Australia, en donde los hermanos se dedican a clínicas veterinarias para tratar enfermedades venéreas de canguros y koalas, para mostrar dos de las realidades que encontré, por decirlo de algún modo, exóticas. Nuestro continente americano estuvo representado por casi todos los países, aunque no por todas las entidades de la Orden en esta tierra, se lamento la ausencia de algún representante de la Custodia de Venezuela y en nuestro Conosur de Paraguay y de la Provincia de San Francisco Solano. Entre las sorpresas agradable estuvo en encuentro con nuestro hermano Tito Fernández, o Cubillos como le dicen los italianos, quién vino a servir como uno de los secretarios del encuentro. En total éramos xx hermanos en el Congreso.

Originalmente, estaba pensado en alojarnos en la casa de retiro de unas hermanas franciscanas, quienes, según fray Rodrigo Peret de Brasil, encargado logístico del Congreso, un par de meses antes subieron los costos, por lo cual en estado de emergencia, casi de histeria según fray Joe Roczasky, encargado de la Oficina de Roma de JPIC, comenzaron a buscar alguna alternativa, ya se habían enviado los costos del encuentro a los hermanos de toda la Orden. El Hotel Sanare fue la mejor opción, cobraba lo mismo que la casa de retiros de las hermanas y era con habitación doble, la casa de las hermanas ofertaba 4 por dormitorio, y además, quedaba frente a la Universidad Federal de Uberlandia (UFU), que sería nuestro lugar de reuniones. Fray Rodrigo consiguió la Universidad, gracias a sus contactos con el Partido de los Trabajadores de Brasil, un representante del rector, un profesor mexicano avecindado por más de 20 años en este país, nos contó que ellos estaban interesados en abrir la Universidad a lo social, la UFE habría sido una de las más conservadoras de la zona, preocupada sólo por la formación académica sin proyección social ni preocupada por pensar en lo que ocurría en Brasil, a la luz del nuevo proyecto de Universidad, el Congreso de JPIC de la Orden se insertaba en la línea que ellos querían marcar al centro de estudios. La UFU abrió sus puertas, sus salas y su gran salón de conferencias, a los hermanos, los alumnos, estaban en clases aún pues en Brasil hubo una huelga de profesores y alumnos de las Universidades federales que duró 4 meses, primero nos acogieron con curiosidad, lo que se convirtió poco a poco en diálogos e interés por quienes éramos y que hacíamos, este contacto enriqueció mucho la experiencia y la discusión entre los congresistas.

Los tres primeros días fueron trabajos en Conferencias, en el caso de los latinoamericanos fuimos reunidos Conosur, Bolivariana y México y Centroamérica, pues de casi todas nuestras entidades faltaban hermanos. Fuimos invitados a reflexionar en torno a 3 ejes, ¿Quiénes son los excluidos?, ¿ Cuáles son las causas de la exclusión?, ¿Cómo se organizan los excluidos y como los frailes nos insertamos en esa organización de excluidos? A pesar, de ser países y realidades tan diferentes al interior de nuestros continentes, descubrimos que las olas migratorias eran comunes y generaban problemas internos y limítrofes, las causas de esas olas migratorias varían, desplazados por razones económicas, políticas o militares; detrás de toda exclusión, se presentan estructuras que vienen de la colonia y permiten la perpetuación de modelos de marginación indígena o de pobres, agravado aquello con la implementación de un modelo económico neoliberal, que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, esta constatación tiene matices diferentes según sean los países y el tipo de inserción en las realidades locales. La reflexión más sociológica de todo el encuentro fue acompañada por el profesor mexicano Miguel Álvarez. Todas las entidades descubren un tipo de presencia solidaria en la base de cada fraternidad, comedores, obras sociales, hogares para ancianos, migrantes, etc., muy unida a una praxis de caridad asistencialista, y en algunos casos paternalista, que no es minusvalorizada en su realidad, pero que necesita ser acompañada de una reflexión más profunda de las causas de la exclusión, que sea crítica pues muchas veces puede ser nuestra solidaridad cómplice de modelos perpetuados de marginación. La comunión entre una praxis solidaria y liberadora con una reflexión crítica y analizadora del entorno no son dos caminos disociados, sino necesariamente unidos, es la reedición de la unión entre discernimiento y misión del camino vocacional cristiano, ya no a nivel personal sino fraterno local, provincial y conferencial. Este proceso pasa por un contacto con la organización social, tanto la de ONGs y otro tipo de organizaciones de ayuda y cooperación con los excluidos, pero sobretodo con la misma organización de marginados de nuestro entorno, aquí constatamos un camino no consolidado en nuestra vida fraterna. Iluminando toda nuestra reflexión estuvo Tomás McGrath, laico y bíblista, y fray Celso Teixeira, franciscanista.

Queriendo ser fieles a nuestra reflexión, fuimos invitados a concretizar esa unión indisoluble entre praxis y reflexión, asociada a la organización de los excluidos, por ello, sábado y domingo partimos a campamentos del movimiento Sin Tierra del Brasil. Salimos del Hotel a alojarnos entre ellos, estaban entre tres y cuatro horas y media de Uberlandia, reconozco que la experiencia fue muy golpeadora, hablamos de gente que vive en condiciones infrahumanas, en casas de plásticos en medio de un clima tropical, en el que llueve de pronto como si estuviésemos en Chiloé, aunque sin el frío de nuestro sur. Ellos nos abrieron sus campamentos, 60 familias en un sector rural, y sus precarias casas, nos invitaron a un compartir por las noches y a dormir en sus carpas.

Tanto la reflexión como la experiencia con los Sin Tierra brasileños apuntaba a poder fortalecer los acuerdos de JPIC del Capítulo General del 2003, del Consejo Internacional de Sudáfrica 2004 y a los asumir desde este oficio los desafíos presentados por el Ministro General en “La Gracia de los Orígenes”, los cuales se resumen en las diversas propuestas discutidas y consensuadas en las reuniones de los grupos lingüísticos y de Conferencias, ellos son el resultado del trabajo y pretenden marcar el norte de nuestro trabajo de animación de JPIC en los diversos niveles de la Orden en el mediano y largo plazo. No son propuestas exclusivas para los animadores de JPIC, sino desafíos para cada hermano de la Orden en el mundo, aunque el primer responsable para que no sea un gasto inútil de tinta y dinero por viaje son los animadores de JPIC.

En forma transversal a la ocurrencia del Congreso hubieron momentos que sirvieron para ir profundizando la reflexión de JPIC y los desafíos reales de nuestra inserción en un mundo complejo y globalizado, entre ellos destaca la realización de una mesa redonda entre hermanos representantes de los cinco continentes y alumnos y profesores de UFU, la presencia del Ministro brasileño. A nivel más local aprovechamos de reunirnos, por primera vez en casi tres años, con los hermanos encargados de JPIC de las provincias de la Asunción y de san Miguel, hermano Marcos Porta y Horacio Duarte, respectivamente, fue la ansiada reunión del Conosur, donde compartimos las vivencias y dificultades y nos abrimos a planificar el futuro. Aprovechamos de almorzar con los definidores de América Latina, fray Luis Cabrera e Ignacio Muro, para manifestarles la preocupación sobre la precaria condición del trabajo de JPIC en nuestra Conferencia. Claro, no nos engañemos, no todo fue trabajo, hubo tiempo para compartir la cultura local, la zamba, capoeira, bailes afro, liturgias populares y sobretodo mucha caipiriña con hermanos de México, Argentina, Italia, Francia, África y Pakistán, entre otros.

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